Carolina Corcho es precandidata por petición del pueblo Colombiano

Es una profunda falta de respeto y un desconocimiento de la voz ciudadana pedirle a Carolina Corcho que renuncie a su precandidatura presidencial. Su postulación no es un capricho personal, sino la respuesta a un clamor popular que ha surgido en las plazas públicas, en el debate nacional e internacional, y en el corazón de miles de colombianos que le han pedido ser su representante.


Durante más de un año, hemos sido testigos de su compromiso: llenando plazas, ganando debates cruciales contra la oposición, y llevando sus ideas a medios de comunicación tradicionales y alternativos. Renunciar ahora no solo sería ilógico, sino una traición a la esperanza de un pueblo que la ve como la líder capaz de continuar y profundizar el cambio.


Carolina no es una figura improvisada; es coautora del actual programa de gobierno que el presidente Petro busca desarrollar. Su proyecto es la garantía de que este proceso de transformación no se detendrá. Lidera las encuestas y el debate público porque representa la coherencia y la firmeza que el país necesita.


El debate en el progresismo debe ser democrático, no impuesto. Así como sería un irrespeto exigirle al senador Iván Cepeda que decline, también lo es pedirle a Carolina que abandone un proyecto que lidera con un respaldo tan evidente. Todos los precandidatos tienen el mismo derecho a participar.


Será el pueblo, a través de las urnas y la consulta interna, quien decida quién debe continuar y quién debe unirse. La decisión final le pertenece a la ciudadanía, no a las presiones políticas.


Por eso, hoy más que nunca, nuestra postura es firme: ¡Ni un paso atrás!